GUAYAQUIL EXPERIMENTA EL REGRESO DE LA
MARIPOSA.
Hace 500 años los bosques de la Costa eran su hábitat,
hasta que la tala y la urbanización las obligaron a desplegar sus alas en busca
de refugio en la Amazonía. Una amplia gama de especies de mariposas migró y un
grupo reducido se quedó y se adaptó al ecosistema urbano del Litoral. Y aunque
cotidianamente resulta complicado ubicarlas, en las últimas semanas es casi
imposible no verlas.
Blancas, amarillas, negruzcas, rojizas, naranjas, azuladas, de todos los tamaños y formas. Cientos de mariposas revolotean por estos días en Guayaquil. No es necesario ir a lejanos bosques para observarlas en su esplendor; solo basta contemplar el panorama urbano, para encontrarlas alrededor de árboles y plantas.
Las lluvias en el Litoral y la temperatura favorecieron el más reciente florecimiento de los árboles nativos del bosque seco tropical. Ese fenómeno facilitó la abundancia de mariposas, como explica el biólogo James Pérez, director del Jardín Botánico de Guayaquil.
“En unos 15 días más las flores empezarán a desaparecer hasta la próxima estación invernal, cuando las semillas nacerán nuevamente. En este año, por las lluvias, las mariposas han encontrado buena vegetación silvestre para alimentarse y desarrollarse más que en otros años”. Plantas del género passiflora, como la maracuyá silvestre; y las acacias amarillas y rojas son algunas de sus favoritas.
Las larvas suelen tener tonos brillantes y espinas que causan una urticaria a la que ella ya está acostumbrada. También conserva las envolturas de las pupas, similares a hojarasca. Y le resulta familiar el hedor que desprenden las orugas de Heraclidas thoas. Como arma de defensa, despliegan unas antenas rojas y sueltan un olor a guayaba podrida que ahuyenta a depredadores.
Ecuador es uno de los tres países más megadiversos (con Perú y Colombia), donde habita una gran variedad de mariposas. El proyecto Mariposas del Ecuador calcula que existen unas 4 000 especies.
Las lluvias en el Litoral y la temperatura favorecieron el más reciente florecimiento de los árboles nativos del bosque seco tropical. Ese fenómeno facilitó la abundancia de mariposas, como explica el biólogo James Pérez, director del Jardín Botánico de Guayaquil.
“En unos 15 días más las flores empezarán a desaparecer hasta la próxima estación invernal, cuando las semillas nacerán nuevamente. En este año, por las lluvias, las mariposas han encontrado buena vegetación silvestre para alimentarse y desarrollarse más que en otros años”. Plantas del género passiflora, como la maracuyá silvestre; y las acacias amarillas y rojas son algunas de sus favoritas.
Las larvas suelen tener tonos brillantes y espinas que causan una urticaria a la que ella ya está acostumbrada. También conserva las envolturas de las pupas, similares a hojarasca. Y le resulta familiar el hedor que desprenden las orugas de Heraclidas thoas. Como arma de defensa, despliegan unas antenas rojas y sueltan un olor a guayaba podrida que ahuyenta a depredadores.
Ecuador es uno de los tres países más megadiversos (con Perú y Colombia), donde habita una gran variedad de mariposas. El proyecto Mariposas del Ecuador calcula que existen unas 4 000 especies.
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